lunes, 24 de septiembre de 2012

distintos tipos de violencia


·Violencia narrada: es el recuento verbal de amenazas, actos y/o consecuencias, hecho por una persona o personaje que aparece en pantalla o que es escuchado desde fuera de la pantalla.
·Violencia visual es la violencia efectuada de manera gráfica es decir, que aparece en pantalla.
·Abuso verbal: es el uso del lenguaje, por parte de una persona o personaje que aparece en pantalla, con la finalidad de agredir o intimidar, pero sin recurrir a la amenaza de fuerza física.
RESPECTO A LAS VARIANTES DE VIOLENCIA
·Amenaza creíble: da a entender de manera verbal o no verbal que se pretende llevar a cabo un acto violento contra un ser o grupo de seres animados con el propósito de intimidarles.
·Acto violento: llevar a cabo una acción que causa daño físico a un ser o grupo de seres animados
·Consecuencia de la violencia: mostrar y/o narrar los daños provocados por un hecho violento.
RESPECTO A LOS CASTIGOS:
·Acción legal: demandas, encarcelamiento, condenas, etc.
·Desprecio social: rechazo de la comunidad.
·Acto violento: respuesta de manera violenta a la acción violenta.
· Auto recriminación: cuando el agresor manifiesta sentirse mal consigo mismo sobre alguna acción violenta realizada.


RESPECTO A LOS PREMIOS:
·Reconocimiento implícito: cuando el contexto deja entrever que el agresor sale bien librado tras perpetrar una acción violenta.
·Reconocimiento explícito: obtención de medallas, con decoraciones y otros reconocimientos públicos por haber ejercido una acción violenta.
· Auto reconocimiento: cuando el agresor se da mérito a si mismo por una acción violencia.

jueves, 20 de septiembre de 2012

violencia en la television


Hablar de actos violentos frente a la pantallas, es el recuento verbal de amenazas, actos y /o consecuencia dañinas, hecho por una persona o personaje que aparece en la pantalla o que es escuchado desde fuera de la pantalla. La violencia incluye también descripciones de las consecuencias del daño físico en contra de un ser o grupo de seres animados que ocurren como resultado de medios violentos....
Los niños ven televisión en un promedio de tres a cuatro horas diarias. La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento. 
Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta. Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que estos pueden:


volverse "inmunes" al horror de la violencia: La insensibilización es uno de los efectos. A medida que el pequeño está expuesto a tales imágenes, poco a poco va perdiendo la capacidad de respuesta emocional. Desaparece el asombro, elemento fundamental para que el niño sea luego capaz de comprender que la agresión a otra persona es un comportamiento negativo. Como a través de la pantalla no se muestra que los actos violentos tengan alguna consecuencia (rara vez en una película de acción se da importancia a la muerte de algún personaje secundario, por ejemplo), el niño asume que éstos no tienen ninguna trascendencia y se vuelve inmune a ellos. 
Este efecto, además del hecho de que el pequeño puede encontrar en estas imágenes un camino de resolución para sus conflictos, cobra mayor importancia cuando se trata de niños de hasta 6 ó 7 años: debido a su nivel de desarrollo cognitivo, no pueden distinguir entre realidad y fantasía (ver recuadro). "Los pre-escolares no son capaces de distinguir entre lo que es real y lo que es ficción, por ello es que son mucho más fáciles de influenciar a través de la pantalla", explica Wendy Josephson, psicóloga social de la Universidad de Winnipeg en Canadá.

gradualmente aceptar la violencia como un modo de resolver problemas

imitar la violencia que observan en la televisión :El "efecto de imitación",. Después de exponer a niños pequeños a varias imágenes violentas, éstos comenzaron a golpearse y a pelear entre ellos. "Nacemos con una profunda capacidad y deseo de imitar. Diversos estudios han demostrado que bebés emulan los gestos que ven en televisión, por lo que parece sensato pensar que los medios de comunicación juegan un papel determinante en la formación de la personalidad", señala el psicólogo español Rojas Marcos. En ese país, con ver una semana televisión, una persona puede asistir a 670 asesinatos, 420 tiroteos y 30 torturas. Todo esto, versus los dos homicidios y cuatro violaciones que ocurren -en promedio- en la vida real en el mismo período. 

identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores: el síndrome del mundo hostil.. En cuanto al nivel emocional, se puede generar un miedo constante a ser víctimas de esta violencia. Según la doctora Arancibia, la inseguridad que llegan a sentir los niños desemboca en un miedo casi patológico a ser secuestrados o a ser víctimas de golpes o violaciones. "Debido a las imágenes de la televisión, la gente teme, por ejemplo, caminar sola por una calle oscura", explica. El psicólogo norteamericano, George Gerbner, llamó a este efecto el síndrome del mundo hostil.

Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia, o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas.
Esto no indica que la violencia en la televisión es la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es un contribuyente significativo.

Para identificar las secuencias problemáticas, los codificadores revisan cada programa para encontrar cualquier manifestación y/o insinuación visual y/o verbal de violencia. Luego, cada secuencia es analizada en función a la presencia de cada uno los tipos de violencia definidos a continuación:

viernes, 14 de septiembre de 2012

LA VIOLENCIA EN MEXICO

VIOLENCIA AUTOINFLINGIDA “ LA VIOLENCIA AUTO INFLIGIDA COMPRENDE EL COMPORTAMIENTO SUICIDA Y LAS AUTO LESIONES. EL PRIMERO INCLUYE PENSAMIENTOS SUICIDAS, INTENTOS DE SUICIDIO TAMBIÉN LLAMADOS“ PARA SUICIDIO ”O“ INTENTO DE LIBERADO DE MATARSE ”EN ALGUNOS PAÍSES Y SUICIDIO CONSUMADO. POR CONTRA POSICIÓN, EL AUTO MALTRATO INCLUYE ACTOS COMO LA AUTO MUTILACIÓN.

La violencia auto infligida es tanto el comportamiento suicida como las autolesiones; la violencia incluye pensamientos suicidas, intentos de suicidio, conocidos también como“para suicidio”o“intento de liberado de matarse”. El concepto que el Diccionario Jurídico Temático de Criminalística y Ciencias Forenses, en su tomo número seis, nos dice que la violencia es la acción agresiva. Un exceso de la fuerza física y/o psicológica.En atención a la anterior definición, se tiene entonces que la violencia autoinfligida es el exceso de la fuerza física y/o mental, que ejercemos sobre nuestra persona.Cualquier acto que ejecutamos o realizamos en nuestro cuerpo por nosotros mismos o autorizamos, es violencia autoinfligida.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

consecuencias de la violencia


Consecuencias de la violencia 
La violencia trae dos tipos de consecuencias: Físicas y Psicológicas
Consecuencias físicas

• Homicidio.
• Lesiones graves
• Embarazo no deseado

• Abortos
• Estrés
• Vulnerabilidad a las enfermedades
Consecuencias Psicológicas.

• Suicidio
• Problemas de salud mental
• Ausencia de Autoestima
• Ser víctima de violación o abuso sexual conlleva los siguientes sentimientos: Temor. Culpa. Desvalorización, Odio, Vergüenza, Depresión, Asco, Desconfianza, Aislamiento, Marginalidad y Ansiedad,
• Ser diferente (se sienten diferentes a los demás)

lunes, 10 de septiembre de 2012

Violencia Delincuencial


 Robo, estafa, narcotráfico, es decir, conductas que asumen medios ilegítimos para alcanzar bienes materiales. Toda forma de conducta individual u organizada que rompe las reglas sociales establecidas para vivir en grupo.

establecido no ayuda a resolver los problemas. Todos sueñan con el modelo que les vende la sociedad, el éxito fácil. Pero ser un profesional idóneo o un técnico calificado requiere de esfuerzo y preparación. Requiere desarrollar recursos internos y metas. Los jóvenes de nuestro país tienen oportunidades de orientación y canalización de sus frustraciones y en esto dependen de sus familias, la escuela y las instituciones; la responsabilidad es de todos. Es decir, las expresiones de violencia sin futuro y sin horizontes pueden cambiar.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Violencia Política:

 Es aquella que surge de los grupos organizados ya sea que estén en el poder o no. El estilo tradicional del ejercicio político, la indiferencia del ciudadano común ante los acontecimientos del país, la no participación en las decisiones, como: manejo de algunas instituciones y las prácticas de Nepotismo institucional. También la violencia producida por la respuesta de los grupos alzados en armas.La violencia política es un medio común usado por los pueblos y gobiernos de todo el mundo para lograr objetivos "políticos", esto es, relacionados con los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado. Se trata de un concepto habitualmente utilizado en Ciencias sociales y políticas que hace referencia a destrucciones o atentados físicos contra objetos, instituciones o personas cuyo propósito, selección de daños y víctimas, puesta en escena y efecto poseen una significación política y tienden a modificar el comportamiento de los protagonistas en una situación de negociación mediante una coerción consumada. Por lo general suele calificarse por parte del poder constituido en legitimidad como delito de asalto o vandalismo, pero sus fines (suponiendo que haya fines) son políticos, aunque sus medios sean violentos.Como muchos grupos y personas creen que sus sistemas políticos no responden a sus demandas políticas, recurren a uno de los Derechos del hombre reconocidos, implícitamente, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y, explícitamente, en las Constituciones de la Revolución Francesa de 1789 y 1793, el de Resistencia a la opresión, para cambiar la forma de gobierno en todo o en parte (alguna disposición concreta) por medio de acciones de fuerza. Es, pues, una forma de activismo, propaganda, presión o persuasión entre muchos otros menos discutibles según criterios éticos, como la desobediencia civil o la no violencia.

Han estudiado el papel de la violencia política en la historia teólogos, filósofos, historiadores, politólogos y sociólogos como Tomás de Aquino, que autorizó en el siglo XIII el levantamiento popular contra los gobiernos tiránicos y en el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo, para quien la razón de estado justifica a veces realizar el mal menor para evitar el mal mayor y la crueldad puede estar justificada en un buen gobierno, ya que la política es una realidad ajena a toda moral, si es que es a hombres a los que hay que gobernar. En el siglo XIX, Karl Marx afirmaba que "la violencia es la comadrona de la Historia" y por lo tanto está autorizada por la lucha de clases y el materialismo histórico, y su amigo y seguidor Friedrich Engels escribió al respecto un ensayo no concluido, El papel de la violencia en la Historia (1888). También estudió este fenómeno el sociólogo Georges Sorel en sus Reflexiones sobre la violencia (1908), autorizando en cierta manera el Terrorismo de fin político y social. La legitimidad de la acción política violenta la ofrece a posteriori el éxito de la misma. Como escribió Pedro Calderón de la Barca en su La vida es sueño, cuando en la tercera jornada estalla la guerra civil, "a batallas tales / quienes vencen son leales / los vencidos, los traidores".
Como resultado, personas, grupos, religiones y algunos regímenes políticos suelen creer que algunos o todos los distintos tipos de violencia política no sólo están justificados, sino que son necesarios para lograr objetivos políticos y algunos gobiernos los utilizan para intimidar a sus poblaciones e inclinarlas a la aquiescencia. La inacción o pasividad de un gobierno también puede ser tomada como una forma de violencia política, por ejemplo cuando, en vísperas de la Guerra Civil Española, el Gobierno republicano adoptó una actitud de no intervención ante el incendio y pillaje de iglesias y, posteriormente, no reprimió sino muy tarde los actos violentos de los grupos paramilitares comunistas y anarquistas que se levantaron contra los levantados y a los que ella misma permitió que se les diesen armas. En el curso de la historia, el siglo XX ha sido probablemente el siglo con más violencia de esta clase que ha existido nunca. Sin embargo, al menos en el campo de la izquierda, hubo un Revisionismo de la filosofía política marxista por parte de Eduard Bernstein y Jean Jaurès que excluyó la idea de la revolución violenta para alcanzar el socialismo y optó por la evolución para llegar a él mediante el sindicalismo y la acción política.
[editar]Clases de violencia política

Genocidio, o destrucción deliberada y sistemática, en todo o en parte, de una etnia, raza, religión o grupo nacional. Por ejemplo, el Genocidio armenio
Violaciones de los derechos humanos, reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de los países inscritos en la ONU, como la esclavitud, la violencia de género, la discriminación racial, el acoso, etcétera
Guerras de distinto tipo.
Brutalidad policial y también paramilitar (Tonton Macoutes, etc...) u organizada (Ku-Klux-Klan).
Hambre, por ejemplo la hambruna decretada por Stalin para exterminar a siete millones de ucranianos.
Insurgencia, guerrilla, guerrilla urbana o rebeldía violenta de los nativos de un país contra su Gobierno o forma política.
Contrainsurgencia, o represión violenta de la insurgencia por parte del estado, también llamado Terrorismo de estado, recurriendo a procedimientos como el asesinato político o la ejecución extrajudicial o secuestro o encarcelamiento extrajudicial o por orden reservada.
Terrorismo, en realidad una forma de insurgencia.
Tortura
Pena de muerte o capital.
Migraciones forzosas, Desplazados internos y refugiados.
Lavado de cerebro o "Reeducación política"
[editar]Escala
El espectro de acciones y eventos cubiertos por el concepto de violencia política es muy amplio. Se presenta en la tabla siguiente establecida por Paul Wilkinson1
Gran escala Pequeña escala
* Revueltas y violencia callejeras * Actos aislados de sabotaje o ataque a propiedades
* Rebelión armada o resistencia * Intento aislado de asesinato
* Revolución o contrarrevolución * Guerra de clanes y vendettas
* Terrorismo de estado o represión * Terrorismo político
* Guerra civil * Guerrilla local o a pequeña escala
* Guerra limitada * Terrorismo transnacional e internacional
* Guerra nuclear * Incursiones, raids, razzias o algaras de tipo guerrilla sobre estados extranjeros
[editar]Organizaciones contra la violencia política

Las violaciones de los derechos humanos son supervisadas ​​por comités de las Naciones Unidas (Consejo de Seguridad, Asamblea General), por el Tribunal Penal Internacional de La Haya, las instituciones nacionales, muchos gobiernos y organizaciones no gubernamentales independientes, como Amnistía Internacional, la Federación Internacional de los Derechos Humanos, Human Rights Watch, la Organización Mundial Contra la Tortura, la Casa de la Libertad, la Antiesclavitud Internacional etcétera. Estas organizaciones reúnen pruebas y documentación de las presuntas violaciones de los derechos humanos y ejercen presión para hacer cumplir las leyes de derechos humanos.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Violencia Cotidiana


 Es la que venimos sufriendo diariamente y se caracteriza básicamente por el no respeto de las reglas, no respeto de una cola, maltrato en el transporte público, la larga espera para ser atendido en los hospitales, cuando nos mostramos indiferentes al sufrimiento humano, los problemas de seguridad ciudadana y accidentes. Todos aportamos y vamos siendo parte de una lucha cuyo escenario se convierte en una selva urbana.

Crecen a nuestro alrededor y se hacen casi cotidianas las noticias de actos de violencia en nuestro país, en nuestra provincia, en nuestro barrio. Lamentablemente la violencia callejera, familiar y cotidiana se ha hecho una realidad demasiado frecuente, demasiado cercana. Amenaza con hacerse algo común.

Los medios de comunicación nos traen todos los días noticias de las violencias internacionales, de las guerras, de los genocidios, de los atentados suicidas. Parece ser que el mundo está hecho de estos ingredientes solamente. Pero nada se dice de las violencias más cercanas, las que conocemos por los rumores que después son confirmados, las que ocurren aquí, las que pudiéramos evitar y prevenir.

Es por ello que volvemos nuestra reflexión, una vez más, sobre la peligrosa espiral de la violencia. Esta vez para acercarnos a su dimensión más aledaña, más frecuente, a la que, por desgracia, le damos menos importancia.

En efecto, se repiten cada vez más los hechos de maltratos familiares de esposo a esposa, de padres a hijos, de nietos hacia sus abuelos. Con frecuencia creciente nos encontramos escenas vergonzosas en plena calle, de madres que literalmente arrastran a sus niños pequeños, les propinan tundas frente a sus compañeros de escuela, les gritan desaforadamente que los van a matar, que les van a partir la cabeza en dos… y así una cantidad de frases, gestos, actitudes y hechos violentos que no parecen salidos de la boca de una madre, un padre, o una abuela. Pero las oímos y vemos cada vez más. Es la violencia familiar que se hace cotidiana y se vuelve casi normal.

No nos acostumbremos a la violencia familiar. No existe violencia menor, porque todas dañan la dignidad, la integridad, la psicología de los que la sufren y también daña a los que la ejecutan. No aceptemos tal monstruosidad como si nada ocurriera.

Otra manifestación de la violencia cotidiana son los ataques callejeros. Esos asaltos para robar, para la violación sexual, para el atraco. Todos podemos recordar alguno de estos hechos en nuestro propio barrio, en nuestra ciudad, en nuestra provincia. Los mayores podrán comparar: siempre han existido actos de violencia, pero parece, que ni eran tan frecuentes, ni eran tan numerosos, ni eran vistos con tanta naturalidad o resignación como ahora.

Matar para robar en la casa de una anciana que vive con su nieto y ser el nieto un cómplice. Matar para robar un automóvil y hacerlo de día en plena carretera. Matar para arrancar del cuello una cadena o para llevarse una bicicleta. Matar por excesos pasionales o por simple envidia. Cada uno de nosotros conoce más de un caso. ¿Cómo es posible que nos acostumbremos a tales violencias? ¿Cómo es posible que las aceptemos como parte del mundo que cambia? ¿Hacia dónde está cambiando nuestro mundo, este de aquí, el más cercano, el mundo de mi barrio y de nuestras carreteras? ¿Cómo es posible que se silencien estos actos crueles, por muy “locales” o “intrascendentes” que se puedan considerar?

Es sobre esto mismo que deberíamos reflexionar: ¿Qué diferencia hay entre una mujer albanesa que es violada en Bosnia-Herzegovina y una mujer violada en un municipio de Las Tunas? La dignidad de ambas mujeres, el respeto a su integridad y la violencia que se les impone es la misma en cualquier lugar del mundo. Por un lado, no hay violencias menos crueles y más intrascendentes por no tener difusión y, por otro lado, no hay violencias “internacionales” que, por su difusión periodística, se hagan más deleznables. Esto es, por lo menos, una manipulación mediática. La violencia es igualmente condenable, es igualmente cruel, debe ser igualmente prevenida, en Cuba como en Madagascar, en Estados Unidos como en España, en Palestina como en Israel, en Iraq como en Haití.

Otra pregunta: ¿Por qué se silencian los hechos de violencia en nuestro país? No estamos hablando del morbo de la crueldad, no estamos hablando de la prensa amarilla que se regodea mostrando gráficamente, muertos, heridos y descuartizados. Eso no ayuda a nadie. Eso difunde la violencia y ofende la vista de los receptores y la dignidad de las víctimas. No es a eso a lo que nos referimos. Se trata de cuando se silencian las estadísticas de actos violentos, se obvian las noticias aún cuando sean pura información sin sensacionalismos o se deja de educar a partir de las lecciones de actos lamentables porque se desea presentar una atmósfera de normalidad dentro y de tremendismo fuera. Dentro, todo tranquilo; fuera, todo mal. Entonces lo que se logra es que la gente no le dé importancia a la violencia porque, como lo importante sale por la televisión y el periódico, pudiera deducirse que se trata de un acto menos grave, que no merece la pena condenarlo y sacar las conclusiones y lecciones de esas realidades.

Ni regodearse con la violencia, como en las películas norteamericanas del sábado, ni crear en los medios de comunicación una Cuba virtual que se aleja, cada vez más, de la Cuba real. Los extremos se tocan. Tanto pueden contribuir a la violencia la difusión de actos e imágenes violentas como silenciarlas de tal manera que pueda entenderse que son eventos sin importancia, de poca gravedad. La desinformación nunca educa, ni previene, ni alerta.

Ahora bien, informar sobre lo que está pasando en la realidad no evita el problema de fondo. El problema de fondo es encontrar las causas profundas de la violencia. Es preguntarse ¿ por qué crece la violencia familiar?. Y responder con sinceridad.

Es preguntarse ¿ por qué crece la violencia callejera?. Y responder con honestidad.

Es preguntarse ¿para qué mata la gente?, ¿para qué asalta?,¿para qué se organizan y juntan los delincuentes?. Porque sabemos que, raras veces, no hay al menos complicidad. Porque sabemos que raras veces son delincuentes aislados. En el mundo de hoy, y con las características de los hechos que conocemos, casi siempre hay varios implicados, hay varios que planean, unos asaltan y otros receptan, unos venden y otros compran, unos matan y roban automóviles y otros los modifican o desarman y los venden. Esto lo hemos corroborado, incluso, por ese espacio de la televisión dominical que intenta presentarnos casos de este tipo en forma de programa policial.

Este tipo de “juntera” delincuencial de hoy, puede conllevarnos a las mafias criminales de mañana. Es muy necesario atajar a tiempo esta tendencia, ese incipiente intento de organizar la violencia. Estas son las formas de asociarse verdaderamente peligrosas para la soberanía y la integridad de la nación. Estas son las formas verdaderamente dañinas para nuestra cultura y nuestras ideas. Si alguna batalla debe haber en serio y en firme es la batalla contra la verdadera delincuencia. El desorden social, lo hemos dicho varias veces, es señal de deterioro moral y un grave peligro para la gobernabilidad.

Vayamos a las causas: Es el deterioro moral y la necesidad material de las familias la causa fundamental de la violencia familiar y no se soluciona reprimiendo a los miembros más rebeldes de la casa, sino resolviendo, por un lado, las penurias de la vida cotidiana que van exacerbando, que van desesperando la paciencia y la cordura de la familia; y, por otro lado, más en el espíritu de la gente, resolviendo la penuria ética, la falta de educación para la libertad y el amor, la falta de educación para la tolerancia y el diálogo, la falta de educación para la justicia y la paz, mediante una verdadera y sistemática formación ética y cívica de las familias.

Vayamos a las causas: es el deterioro ético y cívico de la sociedad, y son las necesidades materiales de las personas menos favorecidas la causa fundamental de las violencias callejeras. En los estudios sobre el tema se colocan estas dos causas entre las principales: la marginalidad y la pobreza. Se asalta, sobre todo, para robar. Se mata, sobre todo, para robar. Y se roba cuando no hay vergüenza y cuando hay mucha necesidad. Nadie roba si tiene vergüenza, es decir, si tiene formación ética, aunque tenga mucha necesidad material. Pero de igual manera, nadie que tenga sus problemas materiales resueltos mata para robar, o asalta para robar, a no ser que sea un desarraigado de la familia y de la sociedad, un marginal, abandonado de su familia y de la sociedad. Y esto, se supone que no debería abundar en Cuba. Si los hay, como en toda sociedad, deben ser las raras y poquísimas excepciones. Y si no son las raras excepciones y comienzan a ser más que lo normal, es porque algo está fallando en nuestras familias y en nuestra educación.

Desterremos de nuestras familias el lenguaje agresivo y la permisividad moral. Y los golpes y las amenazas. No todo vale, ni todo “se usa”, ni hay que aceptar la intolerancia y la violencia. Eduquemos a nuestros hijos en la decencia, en el diálogo y el silencio, en la disuasión y la firmeza de carácter. En la ternura y el amor. Y la violencia disminuirá.

Desterremos de nuestras escuelas el lenguaje agresivo, los gritos que escuchamos al pasar por las aulas, las amenazas de los educadores, los métodos impositivos, las sutiles manipulaciones, las explícitas campañas de la guerra que vendrá y la preparación militar que nos impulsa a defendernos de todo y de todos. Pasemos de la guerra de todo el pueblo a la paz de todo el pueblo. Eduquemos para el respeto que es el primer escalón de la paz. Eduquemos para la justicia que es el segundo escalón hacia la convivencia en paz. Eduquemos para la verdad que libera nuestras agresividades. Eduquemos para la libertad que nos libera de la represión. Eduquemos para el amor que es el más alto escalón de la paz. Y la violencia disminuirá.

Desterremos de nuestra sociedad la “cultura de la confrontación”, el lenguaje ofensivo, las malas palabras dichas o sugeridas, la actitud siempre ofensiva y siempre agresiva contra enemigos y diversos. La cultura integral es educar para la convivencia pacífica, no para reprimir al que piensa distinto y sembrar el miedo en el que expresa lo que siente aunque sea verdad. Cultura es cultivo de lo bueno, de lo bello, de lo verdadero. Pero si el “cultivo” daña la planta no es cultura. Si para garantizar lo que consideramos la verdad se daña a la persona humana con la amenaza y la violencia institucionalizadas, eso no es cultura de la vida, ni cultura de la paz. Es sembrar violencia que, como todos sabemos, no engendra nada más que violencia. Educar para una cultura de la vida, de la civilización de la verdad, de la libertad de espíritu, para la formación de una conciencia moral libre y responsable, es el camino para que la violencia disminuya. Eduquemos para vivir sin doblez y sin ofensas… y la violencia disminuirá.

Pero no con más violencia ni con represión. Vayamos a la raíz del problema. Usemos los métodos y los medios de la educación, de la participación ciudadana, de la persuasión, de la personalización consciente y la socialización gradual y voluntaria.

Cuba, cada cubano, es decir, la Cuba real, lo necesita. Lo necesitamos todos, gobierno y gobernados, ciudadanos decentes y desarraigados. Pobres y acomodados. Los que pensamos igual y los que pensamos distinto. Es la paz ciudadana la que está en juego. Es nuestra convivencia pacífica de hoy y la gobernabilidad de mañana.

martes, 4 de septiembre de 2012

Violencia estructural


La violencia estructural esta originada por todo un conjunto de estructuras, tanto físicas como organizativas, que no permiten la satisfacción de las necesidades. Esta es la peor de las tres violencias (cultural, directa y estructural), porque es el origen, es la que más mata y como es muy complicado distinguirla es difícil luchar contra ella. Si en un conflicto, sistemáticamente, una parte sale ganando a costa de la otra, esto no es un conflicto sino que es violencia estructural. Por tanto, nos encontramos ante un grave problema.
Para poder responder a cuestiones como, por ejemplo, que es lo que ha ocurrido para que estalle una guerra en un país que hasta entonces habíamos creído pacífico, a inicios de la década de los años 70’ del siglo XX, Galtung3 y otros desarrollaron el concepto de violencia estructural, concepto que avanza a una visión de violencia más dinámica y más invisible definiéndolo así: “aquello que provoca que las realizaciones efectivas, somáticas y mentales, de los seres humanos estén por debajo de sus realizaciones potenciales”.
El término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, por tanto, no hay la necesidad de violencia directa. El término violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre dos o más grupos sociales (normalmente caracterizados en términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de estratificación social.
La importancia y utilidad del término violencia estructural se encuentra en el reconocimiento de la existencia de conflicto en el uso de los recursos materiales y sociales y como tal, es útil para entender y relacionarlo con manifestaciones de violencia directa (cuando alguno de los grupos quiere cambiar o reforzar su posición en la situación conflictiva por la vía de la fuerza) o de violencia cultural (legitimizaciones de las otras dos formas de violencia, como, por ejemplo, el racismo, sexismo, clasismo o eurocentrismo).
La violencia estructural sería un tipo de violencia indirecta, es decir, las acciones que provocan el hambre en el mundo, por ejemplo, no están diseñadas y realizadas directamente con ese fin, sino que son derivaciones indirectas de la política económica capitalista y del injusto reparto de la riqueza. Esto provocaría que las causas que producen la violencia estructural no sean visibles con evidencia en algunos casos o en un análisis poco profundo y, por consiguiente que sea más difícil y complicado enfrentarse a este tipo de violencia. Por el contrario, la violencia directa, al ser la más visible de todas permite con mayor facilidad afrontarse a ella.
La V. Estructural se manifiesta cuando no hay un emisor o una persona concreta que haya efectuado el acto de violencia sino que es una estructura y se concreta en la negación de necesidades. También puede decirse que esta violencia es la suma total de todos los choques incrustados en las estructuras sociales y mundiales, cementados y solidificados, de tal forma que los resultados injustos y desiguales son casi inalterables.
La violencia estructural se subdivide en interna y externa:
La interna emana de la estructura de la personalidad de cada uno.
La externa proviene de la propia estructura social, ya sea entre seres humanos o sociedades. De acuerdo con Galtung, las dos principales formas de violencia estructural externa, a partir de la política y la economía, son: represión y explotación. Ambas actúan sobre el cuerpo y la mente, y aunque no sea consuelo para las víctimas, no necesariamente son intencionadas.
Por otro lado, también se han descrito dos tipos de violencia estructural, la vertical y la horizontal:
Vertical: “es la represión política, la explotación económica o la alienación cultural, que violan las necesidades de libertad, bienestar e identidad, respectivamente”.
Horizontal: “separa a la gente que quiere vivir junta, o junta a la gente que quiere vivir separada. Viola la necesidad de identidad”.
Se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte, a la población. Son ejemplos los sistemas cuyos estados o países no aportan las necesidades básicas a su población. Está representada por las numerosas situaciones de injusticia que se observan: mientras unos/as comen y beben en abundancia, otros/as revuelven en la basura, no tienen qué comer, piden limosna, etc. Otros ejemplos claros de Violencia Estructural los encontramos en el Apartheid, en el hambre mundial, en la obligatoriedad del servicio militar, las dictaduras militares o en el sistema económico y jurídico internacional que empobrece continuamente a los países del Sur, en beneficio de los del Norte.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Violencia directa


La violencia directa, física y/o verbal, es visible en forma de conductas, responde a actos de violencia y se concreta en comportamientos. Es la que realiza un emisor o actor intencionado (en concreto, una persona), y quien la sufre es un ser vivo dañado o herido física o mentalmente.
Entendiendo la violencia como la aplicación de métodos fuera de lo natural, nos referimos a un abuso de autoridad cuando alguien cree tener poder sobre otro, acto que sucede generalmente en las relaciones asimétricas. Si bien lo más visible de la violencia directa es la violencia física, manifestada a través de golpes que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y traumatismos), no por ello es la única que se practica, puesto que toda acción destructiva contra la naturaleza también debe de entenderse como violencia directa.
La acción humana no surge de la nada, tiene sus raíces; dos de ellas son indicativas para entender el punto en el que nos encontramos, donde la violencia forma parte de nuestra cotidianidad. La primera es la cultura de violencia (heroica, patriótica, patriarcal, etc.), y la segunda se refiere a la estructura violenta en sí misma, por ser demasiado represiva, explotadora o alienante, demasiado estricta o permisiva para la comodidad del pueblo.
La violencia directa tiene como principal característica diferenciadora que es una violencia visible en lo que se refiere a muchos de sus efectos; básicamente los efectos materiales. Sin embargo, también es cierto que algunos efectos aparecen más o menos invisibles (odios, traumas psicológicos, sufrimientos, relaciones internacionales injustas, adicción a una cultura violenta, concepciones culturales como la de «enemigo», etc.) y, aunque son igual de graves, no se suelen considerar tan importancia como los efectos materiales.
De violencia directa podemos diferenciar tres tipos, dependiendo contra quien atente:
Toda aquella acción agresiva o destructiva contra la naturaleza (daños contra la biodiversidad, contaminación de espacios naturales, etc.).
Contra las personas (violaciones, asesinatos, robos, violencia de género, violencia en la familia, violencia verbal y/o psicológica, etc.),
Contra la colectividad (daños materiales contra edificios, infraestructuras, guerras, etc.).
Aunque seria muy común pensar que la violencia directa es la peor de todas las violencias, puesto que es la más conocida, no es cierto ya que esta es visible, por tanto más fácil de identificar y de actuar contra ella. También, este tipo de violencia es la manifestación de algo, y no el origen. Es precisamente en los orígenes donde se deben buscar las causas y atacar para derrocarlas. La violencia directa no mata tantas personas como las otras dos (cultural y estructural).
Según Galtung, la violencia directa es un concepto muy relacionado con dos concepciones erróneas: la identificación de la violencia con la ausencia de paz (donde no hay paz, hay violencia) y con la concepción del conflicto humano, social o natural como algo totalmente negativo. Por tanto, como respuesta a estas ideas y manera de entender la violencia se han desarrollado una serie de mecanismos represivos y punitivos para regular legalmente las situaciones de violencia que se dan a diario, en la vida, en las relaciones sociales y/o internacionales. De este modo han surgido legislaciones, leyes, ejércitos, policía, cárceles, etc. para hacer cumplir la legalidad estrictamente.
Esto nos vuelve a acercar a la idea anteriormente comentada de que todo sistema asume como obvio, instaurado e inevitable la existencia cotidiana de los conflictos. Galtung en plantea que así no se avanza en la forma de encarar los conflictos, ya que la represión sigue transmitiendo sólo una visión negativa del conflicto [cita requerida].
Existen numerosos ejemplos de violencia directa, por ejemplo: un militar apaleando a una persona, el enfrentamiento entre un policía y un manifestante, una persona asesinada, un chico enfrentándose con piedras a un militar, una mujer violada.